jueves, 20 de diciembre de 2007

La importancia para la práctica arqueológica latinoamericana de la Arqueología Social Latinoamericana.

Para los exponentes de la ASL, práctica y teoría arqueologica son una misma cosa, es decir, una teoría que se basa en el materialismo histórico, no puede ser sino un enfoque comprometido con los cambios sociales, donde los intelectuales juegan un rol central. En este sentido la importancia para la práctica arqueológica de la ASL, radica en el hecho que sitúa a la disciplina histórica y socialmente, en el sentido que entiende que la producción y reproducción del conocimiento científico, no solo responde a la búsqueda de interpretaciones o explicaciones que den cuenta de las sociedades pasadas, en el caso de la arqueología, sino que también hay que tener en cuenta las disputas de poder, tanto dentro de la sociedad, producto de diferentes intereses de clases sociales, como también en la comunidad científica, es decir entre los investigadores e instituciones asociadas a la investigación arqueológica.
Desde la ASL se pone en el tapete la utilidad practica y social que posee un conocimiento generado desde disciplinas científicas, es decir los usos sociales de los conocimientos que se generan, lo cuales son instrumentalizados principalmente por los grupos hegemónicos de cualquier sociedad y que por lo mismo su difusión y divulgación ayuda en los procesos de construcción y revalorización identitaria a nivel de grupos, mostrando por lo tanto la importancia del cuidado y preservación del patrimonio arqueológico en cada país.
En el caso de Chile el patrimonio arqueológico esta protegido por ley desde 1970 con la promulgación de la Ley de Monumentos Nacionales que regula la manipulación y conservación de los sitios arqueologicos y establece que el patrimonio cultural es propiedad de la Nación. Esta ley se complementa con la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, promulgada en 1994, que entiende al patrimonio arqueológico como parte del patrimonio natural, por lo cual su alteración debe pasar por Sistemas de Evaluación de Impacto Ambiental y con la Ley Indígena de 1993, que establece que las comunidades indígenas deben velar por el resguardo de su patrimonio cultural teniendo derechos legales sobre el mismo.
Si nos damos cuenta la promulgación de mecanismos legales que al menos discursivamente protegen el patrimonio arqueológico, corresponde a acuerdos alcanzados con el regreso a la democracia en Chile, mientras que antes de estas legislaciones el patrimonio arqueológico era un tema mas bien elitista, que giraba en torno a la conservación de piezas arqueológicas, principalmente apreciadas por su valor exótico, las cuales corresponden a colecciones privadas, como el Museo Chileno de Arte Precolombino, como a colecciones publicas como la del Museo Nacional de Historia Natural.
El mismo hecho de que las colección de sitios arqueológicos se guarden en estos lugares, nos habla del significado social del patrimonio arqueológico, el cual de alguna forma es apropiado por grupos sociales reducidos, ya sea por la aristocracia o por la clase media, tomando en la primera situación forma de bien exótico apreciado por su valor estético y en segundo lugar como registro cultural de grupos prehistóricos que se encuentran mas cerca de la esfera de la naturaleza que del desarrollo cultural y que se consideran objeto de estudio humanistico-cientifico. A pesar de esto se debe reconocer el impulso a la investigación arqueológica y el rol que ha jugado el Museo Nacional de Historia Natural en la conservación del patrimonio arqueológico del país.
Los planteamientos anteriores son una crítica a los supuestos con lo cuales ha operado en Chile el manejo del patrimonio cultural, que han hecho tanto la aristocracia como las clases medias, donde las clases populares tienen un vago conocimiento respecto al valor, uso e instrumentalización del patrimonio cultural, el cual tampoco es discutido, ni difundido a nivel de educación publica, faltando la elaboración de políticas que democraticen el acceso al conocimiento del patrimonio arqueológico de nuestro país, que quizás es mas conocido por los extranjeros, que por el común de la población chilena.
Se puede afirmar que los postulados de la ASL, en tanto enfoque marxista aplicado al estudio de la prehistoria, visualiza una continuidad entre la interpretación que se hace del pasado y las condiciones actuales de desigualdad social y en este sentido se puede decir que las dictaduras militares de la década del 70 coartaron el desarrollo de este enfoque teórico, la represión política que sufrieron los grupos políticos y personas de izquierda, fue institucionalizado, por lo cual muchos investigadores que compartieron en algún momento este enfoque, lo ocultaron bajos otros marcos teóricos.
Creemos en este sentido que el aporte central de la ASL es el hecho de contextualizar la producción y reproducción del conocimiento en su marco social, en este sentido toda investigación arqueológica es producto de una época histórica y de un contexto social particular y es así como el arqueólogo en tanto cientista social, no puede estar ajeno a los avatares del mundo contemporáneo, teniendo que tener por tanto una postura política, que si bien no puede ser explícita, puede ser leída a partir de las interpretación que realiza de la prehistoria.
El arqueólogo debe ser consciente y responsable en el sentido de tener claro que el conocimiento que se produce, posee usos sociales que se escapan al marco de la ciencia y se sitúan más bien en el ámbito político-económico. Este aspecto es discutido por corrientes actuales en arqueología, que retoman algunos postulados de la ASL, principalmente los relativos al poder.

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